Un aspecto impresionante mostró el picadero del Recreo de las Cadenas, prácticamente lleno para disfrutar de un acontecimiento único como fue rememorar ese mítico espectáculo primigenio con el que Álvaro Domecq Romero, fundador y ayer nuevamente ausente, decidió honrar en 1973 a los por entonces Príncipes de España, Don Juan Carlos de Borbón y Doña Sofía de Grecia, por la recepción del Caballo de Oro.
En la presidencia estuvo una amplia representación política, con el consejero de Turismo, Rafael Rodríguez, al frente, junto al viceconsejero, Antonio Jesús Roldán, el delegado del Gobierno de la Junta en la provincia, Fernando López Gil, el delegado provincial de Turismo, Manuel Cárdenas, y el director de la Real Escuela, Juan Carlos Román. Por parte de Diputación acudió Bernardo Villar y por el Ayuntamiento el delegado municipal de Turismo, Antonio Real, y otros concejales como María José Rúa o Susana Sánchez. Tampoco faltaron a la cita anteriores gerentes como Enrique Gutiérrez y Francisco Reina, así como representantes de la Policía Nacional, la Guardia Civil y de Cría Caballar, servicio militar con el que la Real Escuela mantiene una intensa colaboración desde hace años.
Un total de 29 caballos se pusieron en escena en el picadero. Fue además lo primero que vieron los centenares de asistentes: lo más granado de las cuadras del Recreo de las Cadenas se les ofreció en perfecto estado de revista, bellos y potentes.
Desde la Real Escuela destacaban ayer el esfuerzo realizado por conseguir que todo, en la medida de lo posible, recreara lo que aconteció el 16 de mayo de 1973 en una carpa instalada en el parque González Hontoria. "Ofrecemos los mismos números, con idéntico número de caballos, con la misma música. Ha sido un trabajo duro pero ha merecido la pena" se destacaba ayer desde el servicio de Relaciones Públicas de la Real Escuela. Hasta Pepe Marín, el gran locutor cuya voz se vinculará por siempre con los espectáculos ecuestres de Jerez, presentó los seis números de que constó el espectáculo 'Cómo bailan los caballos andaluces'. Y es que hace 40 años el locutor y flamencólogo ya estuvo en la aquella mítica carpa.
El público -y los artistas de la Real Escuela lo saben a la perfección- se 'muere' por esos momentos en los que la fuerza del 'noble bruto' se despliega en toda su dimensión. Son las cabriolas, poderosas y no exentas de riesgo, los caballos aupados sobre sus cuartos traseros y las maniobras a la velocidad del rayo de la doma vaquera. Por haber, hubo hasta debut, como fue el caso de precioso pura raza llamado 'Yente', hijo de 'Judío', que en manos de ese artista de las riendas largas que es Manuel Ruiz, lo dio todo sobre la blandura. Ignacio Rambla y Rafael Soto hicieron lo propio dejando claro que su escuela es la escuela de Jerez.
Acabó el espectáculo y los jinetes, alumnos y colaboradores, se dieron un literal baño de masas ante un público entregado que apenas casi permitió que la fotografía de familia que ilustra esta información pudiera hacerse. Besos, abrazos y muchas fotos terminaron de conformar una mañana para el recuerdo.
Espero que os guste :)